Statements from the Communion Partners

Communicado (Mayo 3, 2019)

Del Centro de Conferencias Cerveny en el Campamento Weed, Diócesis de Florida

Eastertide 2019

Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. —Col. 3:1

Los Compañeros en Comunión nos reunimos recientemente para nuestra asamblea anual para tomar consejo entre sí para el bien de la Comunión Anglicana y orar a Dios por todo el cuerpo de Cristo. Nuestra reunión tomo lugar dentro del contexto de la oración y la celebración de la liturgia y reunión con los líderes de la Iglesia Episcopal y la Iglesia Anglicana de Canadá, con varios invitados de la Iglesia de Inglaterra.

Hemos escuchado a los obispos de la Iglesia Episcopal en relación a la implementación de la Resolución B012 (2018) de la Convención General. Esta resolución hizo que las liturgias para matrimonios del mismo sexo estén disponibles para todas las congregaciones que deseen utilizarlas, según sean autorizadas por sus rectores o sacerdotes a cargo; y proporcionan a los obispos que poseen las enseñanzas tradicionales de la Iglesia sobre el matrimonio, que exhorten a otros obispos a ejercer una atención pastoral Episcopal suplementaria en las congregaciones que desean utilizar estas liturgias. Como lo escribieron los Compañeros en Comunión de la Iglesia Episcopal en la Declaración de Austin, B012 ha proporcionado una estructura que “crea un espacio útil de diferenciación, establecido dentro de la comunión más amplia de bautismo y de fe que continuamos compartiendo, sin embargo imperfectamente” (§9).

Aun así, queda mucho por hacer para normalizar y regularizar el consenso diferenciado de B012, tarea que ha sido encomendada al Grupo de Trabajo sobre la Comunión a través de la Diferencia, convocado por la Convención General 2018, la cual celebro su primera reunión en marzo. El objetivo del grupo de trabajo es “buscar un camino duradero para el florecimiento mutuo consistente con la política de esta Iglesia,” tanto para aquellos que poseen las enseñanzas tradicionales como para aquellos que buscan la inclusión de las parejas del mismo sexo. Creemos que la identificación de ese camino, y el aprender a caminar en él, ocuparan a los líderes episcopales mucho más allá del trienio actual, mientras nuestro escultismo y avance solo puede converger con el mismo viaje de peregrinaje de la Comunión Anglicana en su conjunto. Esto es lo que dijimos el verano pasado: “Como el llamado de todos los anglicanos a caminar juntos a lo largo de un camino común en una sola comunión, sin embargo, debidamente diferenciadas, los Episcopales están buscando una manera de convivir juntos como cristianos en un solo cuerpo, mientras se respetan las diferencias de enseñanza y práctica.”

También discutimos en nuestra reunión el próximo Sínodo General de la Iglesia Anglicana de Canadá en el mes de julio. Se tomará la propuesta de cambiar el Canon matrimonial para incluir a parejas del mismo sexo. La resolución fue aprobada por primera vez por el Sínodo General en el 2016. Se requiere un segundo voto en el 2019 para finalizar este cambio. Aquellos que poseen las enseñanzas tradicionales de la Iglesia están en busca de un reconocimiento formal de que la visión recibida sigue siendo válida y que ellos serán libres de enseñar y predicar sin impedimentos. Si la resolución fuera aprobada en julio, los tradicionalistas necesitaran un acuerdo estructural que les permita florecer a largo plazo. Dicho esto, justo antes de la Pascua, el Consejo del Sínodo General publico una enmienda a la resolución que concedería reconocimiento y la libertad en la enseñanza a los tradicionalistas siempre y cuando también acepten la validez de la nueva enseñanza sobre el matrimonio entre el mismo sexo. Se les dará una libertad especial a los miembros aborígenes para que resuelvan estos asuntos entre ellos mismos y para sus propias iglesias. Mientras tanto, algunos están discutiendo seriamente la posibilidad de evitar una votación final en la resolución principal. Quizás un enfoque no legislativo podría dejar el canon matrimonial intacto, pero emitir una declaración formal que reconozca las divisiones teológicas y el permiso del matrimonio del mismo sexo por algunos obispos a pesar del canon actual.

Junto con muchos otros, estamos conscientes de los preparativos para la Conferencia de Lambeth, la reunión periódica de obispos programada para julio del 2020. Como Compañeros en Comunión, oramos que la Conferencia conduzca a un fortalecimiento de los lazos de compañerismo que conectan a las Iglesias de la Comunión. El caminar juntos de las Iglesias miembro debería dar la oportunidad adecuada para la intensificación de su relación, como lo reconoció el Convenio Anglicano (Introducción, §5): entrar más profundamente en la vida común y comunión que es la oración de Nuestro Señor por su Cuerpo visible en la tierra. Aquí recuperaríamos y colocaríamos ante nuestros colegas a través de la Comunión, el deseo inspirador y el llamamiento de la Conferencia de Lambeth en 1920, hasta que la obra sea completada. Como lo escribieron los obispos: “Porque nuestra [Comunión] se ha extendido alrededor del mundo, y aún más porque deseamos la comunión mundial de una iglesia universal reunificada, debemos comenzar ahora a liberarnos de parcialidades locales, seccionales y temporales, y cultivar un sentido de lo que es universal y genuinamente Católico, en verdad y en vida” (Carta Encíclica). En nuestros días, una parte critica de la verdad y vida católica que necesita ser mantenida y defendida es la institución del matrimonio cristiano. Nosotros oramos para que la conferencia del próximo año aborde el matrimonio de forma directa y clara, tanto para reiterar la fe católica como para responder sabiamente a las preguntas pastorales que han surgido en una nueva situación cultural. Como el instrumento más antiguo de la conciliación Anglicana, la Conferencia de Lambeth sigue siendo el mejor vehículo para el desarrollo de un episcopio común que es personal, colegial y comunal “ en relación responsable con toda la Iglesia, tanto local como universal”(Informe de Virginia 5.11).

Hemos escuchado con regocijo el informe sobre la Conferencia de la Vocación Radical, llevada a cabo en septiembre en Dallas, patrocinada por los Compañeros en Comunión, la Diócesis de Dallas y la Iglesia de la Encarnación. Este evento reunió a más de 400 clérigos, seminaristas y otros estudiantes que han discernido un llamado a la ordenación u otro servicio en la Iglesia. Nosotros estamos muy agradecidos particularmente con la participación del arzobispo Welby en la conferencia y por su reconocimiento hacia los Compañeros en Comunión. Como el expreso en su sermón en la Oración Vespertina y en correspondencia subsiguiente, “la plena comunión” con Canterbury debería de permanecer como un objetivo común de todos los Anglicanos, aun en medio de la lucha sobre asuntos serios y relaciones deterioradas.

Por nuestra parte, continuamos luchando con las relaciones fracturadas dentro del anglicanismo en Norteamérica. Nos comprometemos de nuevo a orar y a trabajar en la reconciliación en todos los sentidos posibles con nuestras propias provincias, y también con aquellos que han abandonado la Iglesia Episcopal y la Iglesia Anglicana de Canadá para formar nuevas Iglesias Anglicanas.

Formalizamos la gobernanza de los Compañeros en Comunión en esta reunión, eligiendo un Comité Coordinador y Directivo. Michael Smith (Dakota del Norte) es el coordinador. Los miembros del Comité Directivo son: Greg Brewer (Florida Central), Michael Hawkins (Saskatchewan), Fariborz Khandani (Athabasca), Leigh Spruill (Tennessee), Sharon Dewey Hetke (Ontario) y Christopher Wells (Dallas).

Estamos agradecidos con Dios por su bendición en la obra que hemos emprendido. Continuamos orando, conforme al antiguo compromiso anglicano, que Dios actuara poderosamente sanando todas las divisiones en la Iglesia y guiara a los fieles hacia una plenitud de unidad visible. Que Dios concede a los líderes de la comunión anglicana valentía, claridad y fortaleza para desempeñar nuestro papel en esta sagrada obra, “para que el mundo crea” (San Juan 17:21).