Declaración de Austin (Julio 13 de 2018)
de los Compańeros en Comunion de la Iglesia Episcopal
después de la 79.ª Convención General, reunida en Austin, Texas
Julio 13 de 2018
1 Durante la 79.ª Convención General de la Iglesia Episcopal, Reunida en Austin, Tx Inició orando con la colecta correspondiente al Propio 9
Oh Dios, nos has enseñado a guardar todos tus mandamientos amándote a ti y a nuestro prójimo: concédenos la gracia de tu Espíritu Santo, para que nos consagremos a ti con todo corazón, y nos unamos unos a otros con afecto puro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Esta oración refleja tanto la esperanza como el desafío que hemos experimentado en esta Convención General.
2 Nuestro agradecimiento a Dios por la forma en que los miembros de la iglesia que comparten la misma identidad bautismal se han mantenido el contacto los unos con los otros en esta Convención en devoción común a nuestro Señor y en afecto mutuo, en la búsqueda de objetivos comunes. Nosotros también buscamos “mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4: 3). Sin embargo, en medio de los desacuerdos, los desafíos a nuestra comunión en Cristo son profundos.
3 Estamos agradecidos que la Convención haya encargado un Grupo de Trabajo acerca de la Comunión a pesar de las diferencias (Resolución A227). Este Grupo de trabajo continuará la declaración de la “Comunión a pesar de las diferencias” que la Cámara de Obispos acunó en el 2015, que reconoció el lugar “indispensable” que los Compañeros en Comunión tienen en la vida común de nuestra iglesia, como un testimonio que nuestra iglesia necesita.
4 La tarea que se le presenta al Nuevo grupo de trabajo es “buscar un camino duradero para el florecimiento mutuo consistente con la política de esta Iglesia”. El Grupo de Trabajo reunirá a miembros de la iglesia en igualdad de números, que promulguen un claro entendido tradicional del matrimonio y aquellos que afirman el matrimonio entre personas del mismo sexo, para “decir la verdad en amor” (Efesios 4:15). El objetivo es descubrir formas de caminar juntos en consulta amplia con la Comunión Anglicana como también a otros, para caminar en integridad como hermanos y hermanas en Cristo dentro de las estructuras de la Iglesia Episcopal. Este es un desarrollo esperanzador.
5 El testimonio en esta Convención General de algunos hermanos y hermanas de la Provincia IX, quienes desafiaron a la Iglesia Episcopal de procurar preservar un lugar para el testimonio teológico tradicional en ausencia de tal esfuerzo, algunos de estos valiosos miembros de la iglesia han expresado que está llegando el tiempo en que necesitarán aprender a caminar solos. No puede haber un recordatorio más claro de la importancia de nuestros esfuerzos para mantener la comunión en Cristo que poseemos, y así, caminar lo más cercano que sea posible.
6 Como Obispos Compañeros en Comunión, buscamos mantener nuestra comunión en Cristo como miembros de la Iglesia Episcopal, una “hermandad dentro de la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, de las Diocesis, Provincias e Iglesias regionales debidamente constituidas en comunión con la sede de Canterbury, defendiendo y promulgando la Fe y el Orden histórico como lo establece el Libro de Oración Común, (“como lo describe el Preámbulo de la Constitución de La Iglesia Episcopal). La Iglesia en su amplitud es católica e incluye a los hermanos y hermanas en La comunión anglicana, y a cristianos a través del mundo. Frente a las diferencias con nuestros hermanos Episcopales sobre el matrimonio, buscamos el mayor grado de comunión posible compatible con estos compromisos.
7 Agradecemos a Dios que la Convención haya preservado el Libro de Oración Común de 1979, garantizando su uso continuo. Mientras dan espacio para aquellos que buscan desarrollar nuevos ritos y nuevos lenguajes bajo la guía de su obispo, la Convención “conmemora (n) el Libro de Oración Común de 1979 como un libro de oraciones de la iglesia preservando el salterio, las liturgias, el cuadrilátero de Lambeth, Documentos históricos y formularios trinitarios que garantizan su uso continuo. “(Resolución A068). Al adoptar esta resolución, la Convención General ha asegurado que podremos seguir modelando nuestras comunidades después de la Fe y Orden histórica del Libro de Oración Común tal y como fue autorizada por la Iglesia Episcopal, y que el clero y los obispos podrán jurar obediencia a la doctrina, disciplina y culto de esta iglesia como se establece en Rito Episcopal la histórico del Libro de Oración Común.
8 Como Obispos, reclamamos nuestro ministerio apostólico como maestros de la fe y nuestra función/deber como pastores principales de nuestras diócesis, claramente articulado en el Libro de Oración Común. Como obispos compañeros en comunión, afirmamos sin reservas la enseñanza tradicional de que “el matrimonio santo es el matrimonio cristiano, en el que la mujer y el hombre establecen una unión de por vida” y “es, la voluntad de Dios que la unión de Esposo y Esposa sea para gozo mutuo, para la ayuda y el consuelo que cada uno se dé… y cuando Dios lo disponga para la procreación de los hijos y su fonación en el conocimiento y amor del Señor (pg.345 LOC). Esta es la enseñanza de la Iglesia de las Sagradas Escrituras y de la Comunión Anglicana, se articula también en la resolución 1.10 de la Conferencia de Lambeth de 1998. Así mismo reconocemos que otros cristianos de buena voluntad y compromiso sostienen convicciones contrarias acerca del Matrimonio. En la actualidad existe un gran desacuerdo, que nos lleva a una diferencia en la enseñanza y práctica entre diócesis y congregaciones de nuestra Iglesia
9 Ahora, La Convención General a través de la Resolución B012, ha desarrollado liturgias para el matrimonio entre personas del mismo género, que estén disponibles para todos los que deseen utilizarlas con la autorización de sus rectores o presbíteros encargados. La forma en la cual se utilice podría diferir en cada diocesis. B012 también ha facilitado una estructura que, frente a nuestras profundas diferencias en la enseñanza sobre el matrimonio, permitirá preservar el rol de los obispos como maestros, pastores y ser los oficiales litúrgicos al permitirnos invocar el ministerio de otros obispos de la Iglesia Episcopal, en el ejercicio de la pastoral complementaria en aquellas congregaciones de nuestras diócesis que desean usar estas liturgias. Esto les provee un espacio, de diferencia enmarcado dentro la amplitud de la comunión bautismal y en la fe que continuaremos compartiendo, aunque de forma imperfecta.
10 El nombre de nuestra Iglesia es Episcopal como un indicativo de la primacía de los Obispos y sus diocesis y nos recuerda la importancia de nuestra política episcopal. La diócesis, no la congregación, forma la unidad básica de la iglesia. Creemos que estas disposiciones de la resolución B012 son ejemplos de la adaptación local del episcopado histórico, como se estipula en el cuadrilátero Chicago-Lambeth, como un medio para la unidad dentro de la iglesia.
11 La Convención también actuó para proteger al clero y las congregaciones que no pueden, por razones de convicción teológica y pastoral, afirmar tales ritos. La resolución B012 afirma claramente las responsabilidades pastorales canónicas de los rectores y sacerdotes a cargo. Las congregaciones que mantienen la enseñanza tradicional sobre el matrimonio, sin importar su diócesis, tienen un derecho igual sobre el cuidado pastoral de la iglesia. Ofrecemos nuestro propio ministerio de cuido pastoral en tales congregaciones de los Obispos que procuren alcanzar esa meta.
12 Creemos que queda mucho por hacer a medida que trabajamos en los detalles del florecimiento mutuo al que todos estamos comprometidos. (Resolución A227) La Convención General ha resuelto las formas que nos permitirán caminar juntos para el futuro inmediato. El significado de B012 para nuestra Iglesia esta por descubrirse y reconocemos que el contexto en nuestras diocesis puede variar Continuaremos buscando, a través de los Grupos de Trabajo en Comunión a pesar de las Diferencias, medios más duraderos para caminar juntos dentro de la Iglesia Episcopal y la Comunión Anglicana, y preservar nuestra comunión en Cristo.
13 Nuestro Obispo Presidente, consistentemente y con gran gozo, nos invita a volver nuestros corazones hacia Cristo Jesús. Aceptamos ese desafío sin reservas. Nos comprometemos nuevamente a la transparencia, el afecto mutuo a pesar de las diferencias y continuar alcanzando y ministrando a la comunidad LGBT, quienes también son nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Con alegría tomamos nuestra cruz mientras seguimos a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (Mateo 16:24).
S.E. Revdma. Lloyd Emmanuel Allen
Obispo Diocesano de Honduras
S.E. Redma. John Baurschmidt
Obispo Diocesano de Tennessee
S.E, Revdma. Gregory O. Brewer
Obispo Diocesano de la Florida Central
S.E. Revdma. John Howard
Obispo Diocesano de la Florida
S.E. Revdma. William Love
Obispo Diocesano de Albany
S.E. Revdma. Daniel H.Martins
Obispo Diocesano de Springfield
S.E. Revdma. Moisés Quezada Mota
Obispo Diocesano de Republica Dominicana
S.E. Revdma. David M. Reed
Obispo Diocesano de Texas de Oeste
S.E. Revdma. Michael G. Smith
Obispo Diocesano de Dakota del Norte
S.E. Revdma. George Sumner
Obispo Diocesano de Dallas
S.E. Revdma. Edward S. Little
Obispo Jubilado de Indiana del Norte